domingo, 18 de marzo de 2012

EMERGENCIA: Un número excesivamente alto de personas VIH Positivas

Un reciente comunicado de Médicos Sin Fronteras estima que actualmente el número de personas VIH-positivas (Sida) en la República Democrática del Congo es de más de un millón, de las cuales 350.000 necesitan acceder urgentemente al tratamiento. Sin embargo, de estas 350.000 personas, actualmente sólo lo reciben 44.000. Esto representa un 15% de la tasa de cobertura antirretroviral, una de las más bajas del mundo (en todo el continente africano, solo Somalia y Sudán tienen tasas parecidas).

Sólo un 1% de las mujeres embarazadas VIH-positivas tiene acceso a tratamiento para prevenir la transmisión del virus a sus bebés. Sin tratamiento, aproximadamente un tercio de los bebés de la RDC expuestos al virus nacerán con el VIH, mientras que en países como España, las madres con el VIH sí tienen acceso a dicho tratamiento y el porcentaje de bebés nacidos con el virus es entorno al 1%.

En RDC las condiciones de acceso a la atención sanitaria de las personas con sida es muy precaria, la falta de prioridad y la retirada de fondos para combatirlo pone a las personas afectadas en una situación de extrema vulnerabilidad. Las autoridades y los países donantes deben cumplir sus compromisos para evitar que miles de personas en espera de tratamiento queden condenadas a morir.

Anja De Weggheleire, coordinadora médica de MSF en Congo declara: “He trabajado con pacientes VIH-positivos en muchos países de África Central y del Sur, pero lo que estoy viendo aquí no lo había visto desde hace muchos años. La situación actual me recuerda los tiempos en que no se disponía de tratamiento antirretroviral”.

Recordemos que hace pocos meses, varias investigaciones demostraron que el propio  tratamiento del VIH es una herramienta decisiva para hacer retroceder la pandemia, ya que una persona que reciba tratamiento en una fase temprana de la enfermedad tiene un 96 % menos de probabilidades de contagiar el virus a otros.

Estamos ante una oportunidad histórica para revertir el curso del sida y lograr una generación libre del virus dentro de pocos años. En este momento tan crucial, los donantes deberían apostar decididamente por hacer un esfuerzo financiero para que los países receptores de las ayudas pongan en marcha programas que logren cambiar el rumbo de la epidemia, pero en vez de esto, las aportaciones económicas se están reduciendo, lo que significará que todos paguemos las consecuencias sociales y económicas de unas decisiones completamente miopes.

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