Las cataratas de Inga, en el río Congo son el mayor emplazamiento hidroeléctrico del mundo, con 39.000 megavatios (MW) de capacidad de generación potencial. Actualmente existe "La Gran presa de Inga" un proyecto hidroeléctrico situada en la proximidad de las cataratas, con dos embalses: "Inga I" e "Inga II" y está en proyecto un tercer embalse, denominado "Inga III", que aprovecharía la existencia de los embalses I y II. Sin embargo el país no puede procesar localmente toda su riqueza mineral ni proporcionar luz a la gran mayoría de sus 80 millones de habitantes, por falta de centrales hidroeléctricas.
Mujeres del Congo
Congo es llamado "EL PEOR LUGAR EN LA TIERRA PARA SER MUJER". Aquí la violencia sexual es una forma de terrorismo para expulsar a la gente de sus pueblos y tener el control de la tierra. El número de víctimas es de 1.152 violaciones diarias, lo que equivale a 48 violaciones por hora. Agresiones diarias con objetos cortantes, punzantes y productos tóxicos, por soldados portadores del sida con la intención de destruir los órganos reproductores de sus victimas y acabar con su propia identidad.
lunes, 14 de junio de 2021
Congo posee el mayor emplazamiento hidroeléctrico del mundo pero menos del 10% del país disfruta de electricidad
Las cataratas de Inga, en el río Congo son el mayor emplazamiento hidroeléctrico del mundo, con 39.000 megavatios (MW) de capacidad de generación potencial. Actualmente existe "La Gran presa de Inga" un proyecto hidroeléctrico situada en la proximidad de las cataratas, con dos embalses: "Inga I" e "Inga II" y está en proyecto un tercer embalse, denominado "Inga III", que aprovecharía la existencia de los embalses I y II. Sin embargo el país no puede procesar localmente toda su riqueza mineral ni proporcionar luz a la gran mayoría de sus 80 millones de habitantes, por falta de centrales hidroeléctricas.
viernes, 7 de mayo de 2021
"Trataron de obligar a mi marido para que violara a nuestra hija. Él se negó y lo asesinaron"
Estos testimonios fueron recopilados durante una visita de campo en Kananga, la capital de la provincia de Kasai Central, por un equipo de comunicaciones de Médicos Sin Fronteras.
martes, 8 de diciembre de 2020
Víctimas de violencia sexual reconstruyen sus vidas en Congo
PHOTO: ACNUR / Olivia Acland |
Se trata de al menos 300 mujeres, victimas de violencia sexual y de los desplazamientos a causa de la interminable guerra que vive Congo, que han sido acogidas en la provincia central de Kasai donde se lleva a cabo un proyecto de ACNUR, en el que durante seis meses se capacitan para la reinserción social.
La casa donde están queda en una calle tranquila, rodeada de plataneros en Kananga, donde algunas mujeres están ocupadas tallando bloques de jabón, otras están enseñando a hacer masas para pasteles, mientras que otro grupo está cosiendo vestidos en medio del silencio y una completa concentración. Los bebés recién nacidos duermen sobre mantas de punto al lado de sus madres.
Una de las mujeres de la casa es Fidéle de 36 años, huérfana desde muy joven y analfabeta. Sufrió un ataque de violencia sexual cuando viajaba a Kananga con sus seis hijos, para visitar a su esposo en el hospital que resultó herido en un accidente minero. Cuando su marido se enteró de lo sucedido, la rechazó y la abandonó con todos sus hijos. Afortunadamente Fidéle, alcanzó a recibir atención médica por Médicos Sin Fronteras y luego fue remitida al centro de recuperación y reintegración Marie, Mère de l'Espoir en Kananga, que cuenta con el apoyo de ACNUR, la Agencia de las Naciones Unidas para los refugiados, de lo contrario estaría muerta.
Otra de las mujeres es Christine de 45 años y madre de nueve hijos. AL igual que las demás Christine ha sido victima de violencia sexual y una cicatriz en su cuello recuerda un pasado oscuro. Es la cicatriz de una herida profunda provocada por una bayoneta (un arma blanca muy afilada) con la que fue atacada cuando hombres armados la violaron durante los combates en la región de Nganza de Kananga: “No tuve nada en mi vida después de eso. No pude comer. Ahora al menos puedo ganar algo de dinero para ayudar a mis hijos”, dijo Christine con voz tranquila y decidida. Ahora Chistine comparte con las demás mujeres de la casa su habilidad para hornear pasteles.
En la cabina de fabricación de jabón se mezcla aceite, agua y lejía, que se vierte en dos cajas con compartimentos de madera antes de solidificarse y cortarse en pedazos. La piezas se venden entre 13 y 50 céntimos, según el formato, y por supuesto que es motivo de alegría por fin poder generar algún ingreso, pero sin duda las mayor satisfacción es reconstruir sus vidas y sentirse valoradas como seres humanos, porque saben que están contribuyendo al bienestar de la comunidad.
¡Ahora si, Feliz Navidad!
martes, 29 de septiembre de 2020
Mama: Un documental sanador
PHOTO: Selected Films |
Mama Zawadi es una mujer que atravesó el impensable trauma de ser violada sexualmente no menos de tres veces y que ahora trabaja en el Centro de Rehabilitación de Primates de Lwiro, el lugar donde puede olvidarse de su trauma cuidando a bebés chimpancés que también experimentaron los horrores de la guerra. Cuando a penas eran unos bebés, estos chimpancés quedaron huérfanos en medio de hombres armados disparando y matando, y de cazadores furtivos que los robaron a sus padres.
Ahora han creado una conexión tan profunda en la que por fin nuevamente pueden depositar su confianza. En Mama, ellos encontraron su amor maternal perdido y ella una nueva y muy especial familia.
Para ver la galería completa de fotos, visita nuestra fan page Mujeres del Congo.
Trailer:
Dirección y guion: Pablo de la Chica / Productora: Salon Indien Films, Quexito Films, Filmakers Monkeys, Media Attack, Kinetoscopio Films, See-Through Films / Shooting Place: República Democrática del Congo, Madrid / Duración total del corto: 29 min.
jueves, 6 de agosto de 2020
La salud amenaza con convertirse en una crisis de los derechos de los niños
PHOTO: Médicos Sin Fronteras |
Los hospitales deberían ser espacios protegidos donde los ciudadanos y sobre todo los niños puedan sentirse a salvo, incluso en tiempos de conflicto. Sin embargo, los ataques se han convertido en una tendencia alarmante y varían desde la destrucción parcial o total de instalaciones médicas, ataques al personal, hasta el uso militar de las instalaciones. Estos ataques no solo ponen en peligro la vida de los niños, sino que también limitan su acceso a asistencia médica.
En estos momentos existen varias epidemias en curso en la República Democrática del Congo donde las estadísticas afirman que los niños son las principales victimas mortales, como el sarampión, el cólera y la malaria, que han devastado el país. El cólera, como resultado de los sistemas de saneamiento deficientes y el agua "potable" sucia mató a 540 personas en 2019, la mitad de ese número eran niños. El sarampión, una epidemia aún más grave, causó 6.200 muertes en 2019-2020 y el 85% de estas muertes correspondieron a niños menores de 5 años y se estima que más de 3,3 millones de niños se han quedado sin una atención médica adecuada.
Hablando a mayor escala, la salud de la población congoleña se encuentra en un estado vulnerable debido a su sistema de salud, junto con niveles extremos de pobreza. Actualmente la población también enfrenta el décimo brote del virus del Ébola (desde agosto de 2018) y paralelamente recibieron el primer caso de COVID-19 que fue informado el 10 de marzo de 2020 en Kinshasa.
martes, 21 de enero de 2020
Sumérjete en la vida cotidiana del Hospital de Rutshuru
La situación humanitaria de la región de Rutshuru en la parte sur de Kivu del Norte en la República Democrática del Congo, es extremadamente frágil, con violencia recurrente principalmente relacionada con las actividades de los grupos armados de oposición y problemas inter-étnicos. Esta inestabilidad genera un desplazamiento masivo de la población y problemas de salud importantes: la violencia produce casos de trauma. Durante los últimos tres años, cientos de familias han sido desplazadas en la zona de Bwito huyendo de los combates y, por lo tanto, las necesidades en términos de asistencia humanitaria siguen siendo cruciales, mientras que solo unos pocos actores están presentes en la zona.
Médicos Sin Fronteras trabaja allá desde 2005 y apoya a tres hospitales y cinco centros de salud en servicios como emergencias, nutrición pediátrica, cuidados intensivos y cirugía, y de su página hemos tomado esta miniserie de dos episodios, que no adentra en la vida cotidiana del Hospital de Rutshuru.
sábado, 25 de mayo de 2019
Guerra y resilencia en Kasai
Si bien este país ha tenido numerosos problemas y conflictos internos, el de la región de Kasai, en el corazón del país (centro-sur), destaca por el elevado número de muertes y violaciones de derechos humanos. Se trata de un conflicto basado en el resentimiento social y tribal y en la lucha por el control del país.
El origen se remonta al año 2016, cuando el presidente Joseph Kabila, en el poder desde 2001, decidió retrasar las elecciones para permanecer más tiempo en el poder. La muerte de su principal opositor, Étienne Tshisekedi, facilitó las intenciones de Kabila de seguir en la presidencia, pero desde entonces este ha tenido que confrontar una oposición armada: la milicia de Kamuina Nsapu y en sus acciones contra la milicia, las autoridades causaron en las primeras semanas 400 muertes, tanto de personas armados como de población civil.
En 2017 hubo 1,7 millones de personas que dejaron sus hogares y se desplazaron a países vecinos en busca de asilo. Hasta la fecha ha habido un total de 3,9 millones de personas desplazadas. El conflicto ha agravado la hambruna en el país, que alcanza los 7,7 millones de personas. De ellas, 3,3 millones se ubican en la región de Kasai, que es la más azotada por el conflicto. En enero de 2018, se estimó en 400.000 el número de niños malnutridos. En mayo de 2018, al menos la mitad de todos los niños menores de cinco años padecían desnutrición aguda, incluidos 260.000 niños que corren el riesgo de morir debido a una desnutrición grave.
Las cifras no hacen más que elevarse debido a la migración y a la situación de peligro que sufren miles de personas. La RDC ha pedido al Banco Mundial 1.700 millones de dólares para poder establecer y ayudar a la población. Pero esta suma no ha sido entregada ni ha habido ninguna aportación económica por parte de ninguna organización internacional.
Sin embargo, es admirable como el poder de la esperanza supera esto y en octubre de 2018, cientos de los miles de congoleños que habían huido al monte o a la vecina Angola empezaron a regresar a sus comunidades con el fin de reconstruir sus vidas. Muchos milicianos también se han rendido y pesar de los innumerables desafíos, las familias no dejan morir la esperanza.
Para ver la galería completa de fotos de Vicent Tremeau para UNICEF, visita nuestra fanpage Mujeres del Congo.
Éric Kabamba, médico del Hospital Kanzala, donde está tratando a Batuakapapa Marie, de cuatro años, en su Unidad de Tratamiento de Nutrición Intensiva. |
Ngalula Tshufuila Marie, de 13 años, mientras agarra su posesión más preciada, su osito de peluche, contrasta radicalmente con las experiencias traumáticas que la han traído aquí. |
jueves, 10 de enero de 2019
'Las mujeres que rompieron el silencio´
FOTO: Concha Casajús |
La crisis política que atraviesa la República Democrática del Congo desde el genocidio de Ruanda de 1994 (con el escenario de la Primera Guerra del Congo 1996-1997 y de la Gran Guerra de África 1998-2003) es el conflicto más mortífero desde la Segunda Guerra Mundial, con cerca de 4 millones de muertos. Desde entonces, la República Democrática del Congo, uno de los países más ricos del planeta, es un infierno donde las potencias compiten por sus depósitos de cobre, oro, diamantes, cobalto, uranio, coltán y petróleo, mientras el territorio se desangra en una guerra continua en la que las milicias y los grupos político-militares no dan tregua y quienes más pierden en la contienda son ellas: las niñas, sus madres y abuelas.
Leer:
Testimonios de Mujeres Valientes del Congo
miércoles, 20 de diciembre de 2017
Una victoria poco común: 11 guerrilleros congoleños condenados por violación masiva
Frederic Batumike (con camiseta de Inglaterra) en el tribunal con sus abogados y un traductor. Photo PHR. |
lunes, 8 de agosto de 2016
Fotoreportaje "Mujeres valientes de una guerra"
Leer:
Testimonios de Mujeres Valientes del Congo
lunes, 6 de junio de 2016
Testimonios de mujeres valientes del Congo
Lo único bueno de estos testimonios es que tenemos la certeza de que se trata de mujeres que pudieron sobrevivir y en muchos casos salir adelante a pesar de la tragedia.
Las fotógrafas Isabel Muñoz y Concha Casajús estuvieron en Bukavu haciendo cada una un trabajo independiente y estos son algunos de los testimonios que se recopilaron de las víctimas:
La historia de Zabulonda Mwin Elysée la cuenta ella misma: “Tengo 28 años y cinco hijos. Nací en Shabunda, a 350 kilómetros de Bukavu. Había conflictos en nuestra aldea y nos trasladamos a las pequeñas casas que construimos como refugio en el bosque. Al huir llegaron las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR) para atacarnos. Estaban mis padres, mis hermanos y hermanas… Los FDLR preguntaron por el jefe de la familia y se presentó mi padre y le obligaron a violar a su primera hija, que era yo. Mi madre estaba allí. Mi padre se negó. Lo decapitaron y lo descuartizaron. Nos dieron los trozos para que nos los comiéramos. Nos negamos, y mataron a mis hermanos. Quedamos mi madre y yo. Me violaron, no sé cuántos, introdujeron objetos en mi vagina, perdí el conocimiento y seguían violándome. Recobré el conocimiento y había cadáveres junto a mí: mis hermanos, también mi madre. Sólo quedaba mi abuela. En el hospital al que me trasladaron me dijeron que habían destruido todos mis órganos sexuales. No sabía cómo podía hacer mis necesidades, no sentía nada… Acabé en Bukavo, en Panzi, el hospital que se ocupa de las mujeres violadas. Estuve ingresada tres años, tuve múltiples operaciones. Me negué a regresar a mi aldea, no tuve fuerzas para hacerlo. Recuperé a mis hijos, a mi marido lo había perdido también. Me dijeron que no alzara peso, pero soy una portadora de objetos, tengo que hacerlo para sobrevivir, me siento muy mal, pero no tengo elección”.
Eugenie Bitondo: “Nací en Mwenda en 1967, estoy casada y tengo cinco hijos. En 2004 Mutebsi era el comandante en jefe militar y la guerra había comenzado en esa zona. Huimos de la guerra hacia Ngandu. En este conflicto murió mi marido, lo mataron en mi presencia. Entraron 14 militares y se le echaron encima porque él quería defendernos. Y los militares me cogieron y me violaron, uno tras otro, hasta siete. Desde entonces tengo dolores en las caderas, me destrozaron totalmente. Esto es el infierno y quiero anunciarlo a todo el mundo, a todo el planeta. En medio del campo, junto al río, cogen a las madres y las violan. No puedes salir de casa, porque ahí tampoco estás segura, derriban la puerta, se llevan lo que quieren y nos violan igualmente. No podemos salir a trabajar al campo, no tenemos nada de lo que podamos vivir, necesitamos ayuda para que puedan cambiar las cosas”.
Henriettre Kika: “Me violaron cinco rebeldes en el bosque. Iba al campo, cuando llegué me tiraron al suelo y me violaron, estaba agotada, no podía hacer nada. Mi marido intentó defenderme y los rebeldes lo mataron y lo descuartizaron. Después de atacarme me dejaron bajo un árbol. El ano y la vagina quedaron unidos, fue horrible ver los trozos del cadáver de mi marido junto a mí. Yo era como un animal, sangraba por todas partes, no podía tenerme en pie. Me llevaron a Kingulube y de ahí al hospital, por eso estoy viva. Soy madre de 10 hijos. El doctor encontró incluso trozos de madera adentro de mi vagina, no puedo volver a trabajar ni hacer nada. Si me ves por detrás tengo un bulto grande en el cuello, nunca tuve eso antes. No podía hablar ni comer, por eso me llevaron al doctor Denis Mukwege (leer: "El Doctor Mukwege y su Hospital") y estuve cuatro meses en el hospital. Después de muchos esfuerzos conseguí ponerme en pie. Ya no vivo con mis hijos y me siento inútil en la sociedad, olvidada y abandonada".
Mayuma Byantabo: “Tengo 46 años. Es realmente grave la situación que sufrimos. Un día salimos al campo, los niños se quedaron en casa, yo volví sobre las tres. Vi que la casa comenzó a arder. Los pequeños estaban encerrados dentro. Yo no podía entrar en la aldea, la tenían rodeada e intenté huir al campo. Pero me atraparon y me violaron. Yo ya sufría al pensar que mis hijos se habían quemado vivos en la casa y perdí el conocimiento. Dos días después, unas personas me recogieron y estuve una semana sin saber dónde me encontraba ni lo que había pasado ni lo que había sido de mis hijos. Me trasladaron a Bukavu para que me curasen. Mi marido, que no estaba con nosotros cuando sucedió todo esto, al enterarse me abandonó, me echó la culpa de lo que había sucedido. A mis padres los mataron en la aldea, a mis hijos los quemaron vivos, me encontraba sola en el mundo. Pienso que, de no haber sido por la guerra seríamos felices, estaríamos todos en la aldea con nuestros padres y nuestros hijos. Es la guerra la que ha traído todo esto.
Cheusi Kwasila Anne (profesora): "Estaba con mi marido, éramos comerciantes, llevábamos mercancías para vender en Baliga, para ello teníamos que atravesar una zona de bosque; llegamos vendimos nuestra mercancía y de regreso a casa, empezó a llover y nos refugiamos bajo un árbol, los dos con nuestro hijo. Aparecieron unos hombres con antorchas, llevaban armas, nos intimidaron y mi marido les ofreció el dinero de las mercancías que habíamos vendido. No quería el dinero, solo querían violarme y que mi marido y mi hijo lo presenciaran. Lo hicieron seis hombres y perdí el conocimiento. Introdujeron un cuchillo en mi vagina, me destrozaron por completo. Nos abandonaron a los tres, pero yo seguía inconsciente. Luego supe que violaron a otras 12 mujeres. Mi marido me trasladó a una población cercana, me atendieron y empecé a curarme. Pero él me abandonó porque había dejado que me violaran, decía que tenía que haberme resistido aunque me hubiesen matado por ello. Fui a Bukavu, al hospital de Panzi para que me curasen y no pude volver a mi aldea. Hoy vivo sola y me hago cargo de nueve niños. Hoy pido protección al Gobierno, que nos dé la paz. Sé que mi marido me dejó pero sé que él también estará traumatizado por la atrocidad que tuvo que presenciar".
El caso de las siguientes dos niñas es similar, acusadas de brujería:
Nadège, de ocho años. Lleva dos años en un orfanato. Es uno de los muchos hijos nacidos fuera del matrimonio. Su padre murió y su madre, con una vida desordenada, enfermó y falleció más tarde. Los vecinos la acusaron a ella y a sus hermanos de brujería. Su hermana se escapó y desapareció. A ella la salvaron llevándola a un centro de acogida. De lo contrario, seguramente la habrían matado.
Sifa también nació fuera del matrimonio, su madrastra la culpa de la muerte de su hermano pequeño de año y medio. Sifa lo tenía en brazos, se le cayó y se rompió una pierna. La madrastra la acusa de brujería y los vecinos, para salvarla de la tortura y de la calle, la mandan al orfanato.
Leer más testimonios:
¿Pourquoi? (¿Por qué?) Con Caddy Adzuba
Masika Katsuva, inspiradora!
Testimonios de las victimas
Fuentes: Casa África / El País España /
viernes, 6 de mayo de 2016
Grupos Yihadistas persiguen y asesinan cristianos en Congo
viernes, 8 de abril de 2016
Sólo quedan 38 jirafas en Congo
¿Qué derecho tenemos de negarles a nuestros hijos y nietos disfrutar de la majestuosidad de estos animales?